Rohm2222

Cuando la ambición no descansa pone una mentira en cada guerra. Dilapidando hombres, espera que sucios sudarios firmen la paz con las venas vacías.

....... ............................................Que nada nos quite nuestra forma de disfrutar la vida

22.12.11

“Tengo miedo, no quiero estar sola, quiero que me quieras.”


-Te quiero… pero no estoy enamorado de ti.
Le tire un beso con los dedos y me fui. Llevo diez años sin saber nada de ella cuando en mi móvil apareció un número de teléfono que desconozco; una llamada perdida.
Llamo.
–Buenas tardes… tengo una perdida suya… que desea…
Surgió la inconfundible voz de ella.
-Nada… ¿saber como estas?
-Bien… pero al oírte comienzo a sentirme agotado como si empezaran los síntomas de una gripe.
-Veo que sigues con el hábito de decir lo primero que te viene a la cabeza.
-Oye… estoy en el trabajo y viene el jefe, luego te llamo y hablamos… ok.
Nunca la llamé, ni ella tampoco. Elegí un mal día para dejar de fumar.

Unos meses más tarde…después de esa charla… transito los días con un nerviosismo permanente. La culpa es mía, debo poner orden en lo cotidiano y no sentirme como si hubiese pisado la piel de un plátano. Dicen que la naturaleza es juguetona y le encanta el azar, pero que va, a la naturaleza le importa un bledo que sufras o no, va en contra de todo sentido común, lo que quiere es que te emparejes y te reproduzcas, el resto se la trae floja.

Después de un día de agotador trabajo rutinario, por fin en casa, me quito los zapatos y es cuando de repente, me siento libre como el aire, como flotando, eufórico, con las pupilas dilatadas observándola en la penumbra. Podría pasar horas mirando, tocando y sintiendo, a esa enorme reproducción en yeso, a tamaño natural, de la Venus de Milo que tengo en el centro del salón, sin más. Experimento como una intensa alegría ante su presencia y como una extrema desesperación, pensando que seguramente si tuviera brazos me abrazaría apasionadamente. Le hablo con frases ingeniosas, intentando derrochar a conciencia, sentido del humor, porque la risa y la sonrisa son una fuente de alegría cómplice, fantástica y gratuita. Me sudan las manos y me hacen sentir vulnerable y por lo tanto abierto al cambio. Para llamar su atención le pongo música. ¿Que tal un poco de Oscar Peterson Trio? ¡Pero como debe ser, en vinilo!
Es una de esas veces que no soy capaz de controlar mis actos, y me veo como un idiota servil y enfermizo que va y viene del amor al resquemor, de la ansiedad a la timidez, de la pasión al desconsuelo. Al fin y al cabo en muchos momentos hemos deseado que nos quieran como si fuéramos el centro de algún universo. En otros hemos querido querer como un fiel perrito que corre por el parque sabiendo que su dueño le espera a un lado.

Allí esta la Venus tan provocándome con su mirada y sus curvas. Insinuando, deja caer la túnica. Estoy atento a cada uno de sus gestos, de forma que se sienta escuchada. Sobrevivo en esos momentos iniciales en que imagino, fantaseo y siento un deseo compulsivo de fundirme con ella. Sospecho que es un proceso universal que resulta muy popular. Al ser una estrategia interesada de la naturaleza, funciona sola: no hay que hacer nada, solo dejarse llevar por las promesas del amor eterno.
Existen varias teorías de porque La Venus no tiene brazos, la que más me gusta, dice que el escultor creía que la Venus era capaz de enamorar a cualquier hombre con solo señalarlo con el dedo índice. Y por eso se los rompió. Algún día de estos, encontraré sus brazos, se los pondré, me señalará y la sensatez volverá a reinar. Será cuando me diga: Tengo miedo, no quiero estar sola, quiero que me quieras.

Es muy temprano para que ya este espabilado. Últimamente duermo jodidamente mal. Amanezco con temblores repentinos. He utilizado Trazodona y Rivotril, recomendados por mi psicoanalista, pero no hacen ningún efecto. También empleo técnicas propias con las que he disfrutado; pero despierto. Al final la puñetera psicoanalista va a tener razón y mis noches en vela son proyecciones en mi psique de un pasado excesivamente hedónico.
Caballos blancos bailando. Siempre me sentí atraído por la equitación al son de polcas vienesas. Son esos pensamientos que se cuelan en nuestra cabeza y nos terminan haciendo sentir mal, como si estuviéramos repitiendo una y otra vez una canción infame que se nos haya pegado de una mala radio que amenaza con reggaeton.

Aún siendo las siete de la mañana, me como un par de bombones rellenos de ron, y me dispongo a eliminar, al menos momentáneamente, mis fantasmas espirituales. Paso la aspiradora por todos los rincones de la casa, sin dejar de mirarla de reojo, admirando su blancura, surgen las palpitaciones aceleradas. No sin antes fregar a fondo la bañera, me acicalo escrupulosamente y repeinado decido ir al museo contemporáneo. Visualizar todas aquellas mierdas de arte postmoderno me hacía sentir en calma. Siempre he pensado que el arte postmoderno fue creado por un esquizofrénico sin medicar y en una noche de insomnio.

Estoy delante de un gran cubo negro. En su interior yace un hombre de mediana edad, vestido de militar. Mis pensamientos trazan historias fantásticas, cuando son interrumpidos bruscamente:

- Es una obra inquietante, hace reflexionar y dudar a la vez - la cuarentona me miró y señalando la obra continuó: es una gran obra del arte underground, una magnífica alegoría sobre la vida sobria y recta del individuo medio cosmopolita. Está trasladando al espectador el abandono del nido. El pintor consideraba casi un delito provocar la llegada al mundo de nuevos seres porque decía que al dar la vida das la muerte. Un devenir sin fluir, solo con ida, sin vuelta; haciendo lo correcto, como militares, como si estuviéramos metidos en un cubo negro, sin poder ver el exterior.

- Cierto señorita –dije, sin dejar de mirarle el culo- el hombre yace en medio de la nada; como tú, y como yo, muertos en vida.
¿Un café?


26.7.09

ZEN


-Sabes una cosa, -dijo mi amigo- tu práctica del zen no es otra cosa que una perdida de tiempo y dinero.
-Tienes razón -contesté.


¡Que otra cosa podía decir, hubiese sido una perdida de tiempo y dinero!


30.6.09

… habrá que hacer algo.

Esto no puede ser… habrá que hacer algo.- dijo el jefe.
Nada más oírlo su secretaria salió corriendo, investigó el tema, entrevisto a los expertos, se asesoró en distintos ámbitos y elaboró un extenso y sesudo informe sobre las medidas a tomar. Al poco tiempo el voluminoso proyecto estaba sobre el escritorio del jefe. Esperó su turno y preguntó.
-¿Que le parece?
- Excelente.
-¿Lo ponemos en práctica?
-Habrá que esperar el momento oportuno. ¿No le parece?


23.6.09

El mejor truco del diablo es...

Todos los días de camino al trabajo calmo mi conciencia dando unas monedas a un pordiosero.

Pero ayer cometí un error, me detuve y le pregunté como había llegado a esa situación.

-Sencillo- contestó. Por bocazas, le conté a quien no debía cual era mi trabajo. Se entero la empresa y me despidieron.

Era operario de la MHPMHCN maquina - herramienta procesadora de mente humana por control numérico.

Aprovechando el descuido de la gente metía sus cabezas en el interior y resolvía unas 22229 a la hora.

Dependiendo del nivel de decisiones que tenga el individuo a procesar, se le aplica una maquina u otra, la más sencilla trabaja sobre dos ejes: el moral y el económico. Suficientes para el control.

El tercer eje, el ideológico, lo dejamos para la maquina-herramienta de mecanización cerebral avanzada, para sujetos que toman decisiones sobre otras personas. Da como resultado mentes de propagador de ideas que nos facilita mucho el trabajo a posteriori.

Consistía, entre otras operaciones, en cortar y cilindrar la autocrítica, laminar sentimientos solidarios, comprimir las reflexiones ajenas, roscar la tendencia al consumo compulsivo, taladrar y calar a fondo los prejuicios, tronzar el deseo de hacer preguntas, descascarillar el flujo educativo, refinar la imposición de criterios, achaflanar ajustando al máximo el miedo a perder el trabajo, depurar la virtud de la obediencia; y aprovechando la maraña de viruta, aumentar la disposición a entramparse en sucesivas deudas…

En definitiva un conjunto de operaciones para moldear y optimizar el pensamiento único…

Y siguió dándome detalles de su trabajo y de las penurias que pasa desde que lo despidieron y todas las puertas que se le cierran por sus antecedentes.

Mi error fue preguntar… hizo que entrara en mi alma el desasosiego.

Cuando en realidad yo, como otros 22229/h, pensamos que esas maquinas no existen.



* * *


21.3.09


28.1.09

Hernán Cortes

Teniendo en cuenta que esto está un poco abandonado ahí va un hiperbreve.


Algunos interpretan que Hernán Cortes quemó las naves como símbolo de que no hay vuelta atrás. Otros pensamos que fue debido al fuerte olor a pies que tenían.


23.3.08


27.2.08

Preguntas de una niña de cuatro años.

(Cuando los puntos suspensivos son lágrimas)

¿Mamá, por qué estas tirando toda la ropa a la basura?

No hija… no la estoy tirando…, es que nos la llevamos en estas bolsas.

¿A dónde vamos, mamá?

A otra casa… ya verás, te gustará; me han dicho que hay una señora muy buena… y… tiene una perrita blanca que se llama Luna.

¿Mamá, puedo llevar mi muñeca Lucy?

Si, toma esta bolsa, mete tus muñecas… y no te olvides del osito. ¡Nos quedaremos a dormir! En la casa a la que vamos… hay otros niños… con otras mamás… y… todos son muy buenos… y lo pasaremos muy bien…

¿Entonces… en la esa otra casa, si nos portamos bien, papá no te pegará?



Foto de:

acalu.wordpress.com


24.2.08

RAHAL


Rahal se despliega con voz suave, mirada picara, sonrisa afable, en permanente seducción, modelo de esplendor, florece a cada paso, en cada giro de su voluptuoso cuerpo, provocando nuevos suspiros.
Niña traviesa, emerge lentamente mujer ante la mirada de los hombres.
Alegre, una suntuosa Rahal mariposa despierta admiradores como quien rompe crisálidas. Orgullosa de su poder, despliega exuberancias con un cuerpo viviente, con sus olores y su respiración; se exhibe como una joya, sabe de su valor, que no siempre controla.
Rahal, mujer dispuesta a gozar de la vida hasta sus últimas consecuencias. Por encima de triunfos o derrotas su sonrisa derribara los muros del tiempo.

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18.1.08

El error.


Bien mirado…
Tranquila libaba la abeja,
cuando una inmensa nariz,
vino a estropear el momento.
Poniendo su vida en juego,
defendió a la rosa
de tan deforme monstruo.
Hincó su aguijón
como su instinto le manda
y se retiró a morir
en un bosque de hierbas,
sabedora de haber cumplido
con su obligación.
Dejando un apéndice hinchado
que seguramente
no ha aprendido la lección.
Y como humano que es,
volverá a incurrir en el error
de meterse donde no le llaman.


31.12.07

10 cosas que aprendí sobre escribir.

Aprendí bastante sobre lo que significa escribir este año que se termina.

(1) Escribir no es un arte. Tampoco puede calificarse de un oficio. Es más bien como barrer la calle o desatrancar una cañería. Es algo que se hace, sólo cuando no se tiene otra opción.

(2) A diferencia de barrer o desatrancar, es endiabladamente difícil.(3) Harold Bloom se hizo famoso al hablar de la angustia de las influencias. La influencia más pesada, la más difícil de desechar, es la influencia de uno mismo.

(4) Escribir es una pelea constante con uno mismo.

(5) Esa pelea no se puede ganar.(6) A nadie le importa que escribas. De hecho, no lo entienden. La idea de sentarse frente a un ordenador y ponerte a hilar una frase tras otra les resulta completamente ajena.

(7) Resulta más fácil escribir a contracorriente, cuando no se tiene tiempo para ello.

(8) Afortunadamente, esa es la única forma de escribir.(9) Mientras estoy escribiendo, mientras estoy escribiendo de verdad, nada existe, ni mis manos en el teclado, ni la pantalla del ordenador, ni el sonido de la calle. Si el infierno es la ausencia de Dios, escribir es el infierno.

(10) Escribir es estar sólo. Escribir es la soledad. Escribir es el cero absoluto. Duele. No vale la pena. En definitiva, no vale la pena. No me sorprende que a nadie le importe, porque en realidad es un acto inútil. No hay palabras, en verdad, para decir lo odioso que resulta escribir.No me gusta escribir, como tampoco me gusta barrer la calle, desatrancar la cañería del baño o mantener en orden mi escritorio. Lo hago porque no me queda otra.

(y cuando el dolor se hace insoportable, plagio descaradamente a René López Villamar )
http://teoria-del-caos.blogspot.com/2007/11/10-cosas-que-aprend-sobre-escribir.html


29.12.07

2008- Hasta el año que viene...

Señores lectores:

les deseo un feliz 2008 y

les prometo dejar de fumar,

hacer ejercicio

y terminar todo lo que empiez...


26.11.07

Deforestación.

un árbol...
un hacha,
un crimen.

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20.11.07

ALGUNOS LE LLAMAN AMOR.

En la tibia penumbra, la sudorosa y fatigada pareja, busca una pausa para el dolor, una mano en la agonía, se visten y regresan con sus aburridas familias.

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7.11.07

PUNTOS.


Todo comenzó... Puntos suspensivos.

Con un viaje. Punto y seguido.

Llegamos. Punto final.

Lo que ocurrió. Punto y aparte.

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16.10.07

Pero...


El recorrido era corto, casi fugaz, pero decisivo.
.
Solo de aquí hasta allí, algo efímero, pero trascendente.
.
Meditado, aunque no excesivamente planificado, pero consciente.
.
El esfuerzo por romper la barrera era ínfimo, casi desenfrenado, pero laborioso.
.
El trayecto que va del deseo a la acción, pero sin reflexión.
.
Un viaje con la única alforja de estar enamorado, pero sin red.
.
Di un paso y la bese en los labios, no fui correspondido, pero... valió la pena.
.

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12.10.07

Cuento africano.


El elefante perdido preguntó a la mosca como encontrar el camino.
-¡Sígueme!- dijo la mosca y se posó en su culo.

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4.10.07

BIRMANIA LIBRE




12.9.07

Pregunta a la respuesta:

¿Cuál es el sonido de una sola mano?


estridente NO
cerrándose en puño
por injusticias


1.9.07

Frases de cine.


Titulo:
Trainspotting

Director:
Danny Boyle

año:
(1996)
“Elige la vida, elige un empleo, elige una carrera, elige una familia, elige un televisor grande que te cagas, elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la sal, colesterol bajo y seguros dentales, elige pagar hipotecas a interés fijo, elige un piso piloto, elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego, elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos, Elige el bricolaje y pregúntate quien coño eres los domingos por la mañana, elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu, mientras llenas tu boca de puta comida basura, Elige pudrirte de viejo, cagándote y meándote encima, en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte, elige tu futuro, elige la vida."

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5.8.07

Cuento chino. (9)


Un trueno en la tormenta.

La lluvia es intensa, el monzón está en su apogeo. Los hermanos Chiang y Cheng están sentados bajo la marquesina de paja de su modesta casa contemplando absortos como las gotas de agua arrecian contra los charcos, rebotan, estallan, forman burbujas, crean ondas, se entrechocan en el aire multiplicándose en cientos de gotitas. Arrecian las ráfagas de viento sumándose el resoplido al concierto del agua. Una cortina de trasparencias brillantes se descuelga del débil tejado del cobertizo. Los nubarrones se suceden sin dar respiro ni asomo de claridad. El olor de las hierbas mojadas lo invade todo. Pero no hace frío, la humedad no se lo permite.
Cheng mira a Chiang.
-¿Qué piensas?- le dice.
-¡Pensaba…!
-¿En mi?
-¡Si!
-Pensaba… en que no puedes seguir pensando que los demás solo piensan de ti lo que tú piensas de ellos. Es que pienso que no deberías pensar que piensan que te afecta todo lo que piensen sobre lo que tú piensas de los demás.
Cheng abrió la boca pero no dijo nada.
-¡Piensa, hermanito, piensa! -recalco Chiang.
Ya se duerme el trueno y es cuando su atareado y promiscuo eco se ocupa de refrescar la tarde.

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31.7.07

FARIDA


Farida, mirándola, imagino el modo de convertirla en la mujer ideal y al instante ya no es la misma de antes. Mirándola es la mujer que corresponde a mis deseos, se refleja en el fondo de mi mente, recorre mi cuerpo por las venas que palpitan en mis sienes, se desliza a lo largo de mi espalda sujetándome la nuca con escalofrío reptante.
Feliz quien tiene todos los días a Farida delante de los ojos y no termina nunca de ver la belleza que contiene, pena para aquel que solo la ha rozado con la mirada, pues, no vera su verdad interior.
Mirándola, más que real es mujer supuesta. Es la mujer posible de imaginar para poco después dejar de serlo.
Mujer que a aunque transcurran los años sigue dando forma a los deseos más íntimos.
Mirándola... ha vuelto a cambiar.

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15.7.07

(18+17+16+18= )

El librero esa mañana sudaba la gota gorda, abriendo cajas. Parecía como si todos los distribuidores se hubiesen puesto de acuerdo para realizar los envíos el mismo día.
-Mira lo que aparece aquí.-dijo para si mismo. Sacó cuatro ejemplares de una de las cajas y los apartó detrás del mostrador, en un rincón.

-Esto si que es llegar a tiempo.- le dijo a la cliente que en ese momento entraba- acaban de llegar novedades de las que a ti te gustan y aquí los tienes con otros que te he estado reservando.
-Son mucho, casi veinte, no me puedo gastar tanto.-dijo ella ojeando títulos y autores.
-Es que hace mucho que no aparecías por aquí.-comentó el librero.

La cliente eligió cuatro obras y se las dio al librero que comenzó a pasarlas por el lector de barras de caja.
Eran ejemplares de la Editorial Gay y Lesbianas (EGALES).
Colección Salir del Armario.
• Un buen salteado. 18€.
• Un amor bajo sospecha. 17€.
• Dime que estoy soñando. 16€.
• Allí te encuentro. 18€.

-¿Anda, lo has hecho a propósito?-dijo el librero con sorna-
-¿El que?-dijo ella-
-No se si haz elegido por los títulos o por los precios -con el ticket en la mano- pero lo cierto es que suman 69.

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11.7.07

Viaje inconfesable.

Él era un hombre de costa escarpada y aire limpio de mar. Pero se le metió una idea en la cabeza; de esas que llegan para quedarse. Partió con la canícula del mediodía, rompiendo selvas y despojando montañas. Y emprendió la búsqueda que se había propuesto. Comenzó su periplo armando de prejuicios ajenos, un error como cualquier otro. En cada nuevo sitio al que llegaba invertía inútiles ríos de sudor en confesionarios oscuros. Conoció tierras humeantes de guerra donde algunas madres, al correr, tropiezan con las tripas desparramadas de sus hijos. Sin embargo superó mujeres odiosas, desertó en desiertos bebiendo su propia orina, vadeó dudas, soñó inexistentes romances tropicales y terminó cruzando idiomas desconocidos. Traicionado por muchos hombres ambiciosos atrapó un sinfín de penas y amarguras. Estuvo tanto tiempo tierra adentro que olvidó lo que buscaba. Lo que si encontró, que nunca seria el mismo. Y como todo ya le daba igual. Jamás volvió. Creyó, otro error, que poco importaba porque en la costa nadie le espera. Tampoco supo que si le esperaba, lo que si vale la pena, el aire limpio del mar.


22.6.07

La cotidiana tentación de ser el Coronel Walter E. Kurtz

Cuando estaba en las Fuerzas Especiales... Parece que fue hace mil siglos... Fuimos a un pueblo a vacunar a los niños. Nos marchamos después de vacunarlos contra la polio. Un viejo vino corriendo detrás de nosotros. Venía llorando. Regresamos al pueblo. Ellos habían venido y habían cortado todos los brazos vacunados. Estaban en un montón. Un montón de... bracitos. Y recuerdo que... que lloré. Lloré como... como una abuela. Quería arrancarme los dientes. No sé qué quería. Quiero recordarlo. No olvidarlo nunca. No quiero olvidar nunca. Y entonces comprendí. Como si me hubieran... como si me hubieran disparado una bala de diamante en la frente. Y pensé "Dios mío, eso es puro genio". Es genial. La voluntad... para hacer eso. Perfecto, genuino, completo, cristalino, puro. Y entonces comprendí que ellos eran más fuertes que nosotros. No eran monstruos. Eran hombres. Tropas entrenadas. Hombres que luchaban con el corazón. Que tenían familia, hijos. Que estaban llenos de amor. Pero tenían la fuerza... la fuerza... para hacer eso. Si tuviera diez divisiones de hombres así, nuestros problemas se acabarían en poco tiempo. Necesitas hombres que sean morales, y que al mismo tiempo sean capaces de utilizar sus... instintos primordiales para matar sin sentimiento, sin pasión, sin juzgar. Sin juzgar. Porque el juzgar es lo que nos derrota.

-Dice el Coronel Walter E. Kurtz



En Apocalypse Now (1979)
De Francis Ford Coppola
Gracias a la genialidad de Joseph Conrad

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6.6.07

II concurso literario de Hiperbreves Movistar 2007.

Los rincones más hermosos de mi casa son los de tu cuerpo cuando la habitas.

Teresa Serván – Ganadora.


Yo entendí que eran tres puntos suspensivos, pero ella insiste en que eran tres veces punto final.

Mirta Castro – Finalista.


Se levantó del suelo del patio y estiró las patas, despacio. Seis, todavía me quedan seis, se dijo. Maulló y volvió a trepar por la cañería.

Paula Coll – Finalista.


TRAGEDIA CLÁSICA:
Coro: Todos se lo decían.
Monólogo: -¡Yo soy el último en enterarme!
Diálogo:-¿No tienes algo que decirme?
-Sí, amo a otro.

Pedro Pagés. Finalista.


CRIMEN Y CASTIGO.
Yo me asesiné.

Pedro Pagés. Finalista.

Se recibieron 1.342 minirrelatos.

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10.5.07

Regalo.

Era sábado y salí al camino todavía de noche, Chucho salió a despedirme cuando bajaba por el camino hacia la carretera. A lo lejos, en el establo, las vacas mugían reclamando a mi padre para que las ordeñara. Ya amanecía cuando llegó el autobús. Me senté en el fondo tan ancho como cinco asientos. Disfruté de las dos horas de viaje hasta la ciudad viendo a los pasajeros que subían y bajaban. Enfrente de la estación de autobuses estaba la heladería que a mi me gusta. Me compré un gran helado de fresa y vainilla. Llegué a tiempo de tomar el mismo autobús que me había traído. Subí satisfecho el camino a casa, donde Chucho salió a recibirme.
Mi madre me preguntó:
-Donde estabas.
-Fui hasta el río.- mentí.
-Te tengo dicho que no te alejes sin avisar. Vete poniendo la mesa que tendrás hambre. Estuve mucho tiempo ahorrando para poder hacerme mi propio regalo. Porque ya soy mayor. Hoy cumplo los seis años.


27.4.07

Algunos Hiperbreves

HAY QUIEN NO APRENDE.
Noventa, cien, ciento veinte… Por que la moqueta no me deja, que sino, pongo a doscientos esta silla de ruedas.

EN LA ODISEA.
La culpa la tiene Ulises, exponiendo su tripulación a los encantos de Circe. Desde entonces las mujeres dicen que todos los hombres son unos cerdos.

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18.3.07

Cuento Chino (8)

¡Adjetivos!
El viento sur soplaba caliente, húmedo y pegajoso; empujaba a Cheng ayudándole a subir cuesta arriba por el camino a su casa. Cuando llegó, encontró a su hermano mayor en la parte de atrás de la casa. Estaba junto a un manzano con una azada en la mano y haciendo un pequeño pozo.
-¿Que ha pasado... que estas haciendo...
-Enterrando este bolígrafo.-Dijo Chiang-
-¿Para que…?
-Para que la tinta del bolígrafo le susurre a las raíces del manzano el secreto de los reflejos azules en la piel de las manzanas.

En la huerta y entre todos los árboles frutales, volaban arrastrados por el aire caliente, miles de pequeños papelitos.
-¿Y todos esos papelitos…
-He troceado el más perfecto, bello, armonioso, sugestivo y afinado poema que he escrito. Sin mayor esfuerzo logré un verso atractivo, interesante, hechicero y seductor. He conseguido que la rima fuera agradable, ecuánime, perspicaz, cadenciosa, equilibrada e inteligente. Y sin dejar de ser una trova fuerte, justa, medida, intuitiva y profunda. Toda una encantadora maravilla.
-¿Y porque lo has roto… me hubiera gustado leerlo.
-Era tan sublime, sutil, clarividente y penetrante que no podía permitir que nadie lo leyera. Y menos que sufriera una relectura.
-¿Porque?
-La lectura lo distorsionaría, la voz lo contaminaría, una mirada permisiva lo mancillaría. No puedo consentir que los prejuicios lo frivolice, los sentimientos lo rebaje, el pensamiento lo envilezca, la prisa lo haga superficial, las intenciones le den acritud. No lo soportaría. Por eso lo convertí en trocitos y se lo regalé al viento del sur, que es el más sabio de los vientos.
-¿Podrías volver a escribirlo para mi?
-Imposible, los partos son únicos. He alcanzado el mayor grado de perfección a la que se puede aspirar en la creación de un poema, por eso no volveré a escribir nunca mas. Es inútil volver a intentarlo, jamás podría conseguir tan alto nivel.
-¿Al menos me podrías decir el titulo?
-¡Adjetivos!-Dijo Chiang-

Cheng retomó el mismo camino por el que había llegado, esta vez el viento caliente dándole en la cara y trastabillando cuesta abajo.
-¡Adjetivos! dice… siempre que sopla sur se pone igual… y eso que nunca ha oído a las Ketchup.
Se alejó canturreando…
Aserej¨¦, ja deje tejebe tude jebere
sebiunouba majabi an de bugui an de buididip¨….

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28.1.07

Frío despertar

Fue un oscuro y frío despertar con piel de pollo incluida, no obstante le embargaba una profunda emoción por saberse poseedor de uno de los secretos mejor guardados entre los grandes misterios del universo. Desnudo, en la fría oscuridad, tenia la absoluta certidumbre de ser depositario de la esquiva verdad. Asumía con resignación la dificultad de poder decírselo al mundo. Arrastraba el inconveniente de que le habían quitado las patas, las tripas, las plumas y la cabeza. Pero lo aceptaba y reconocía como gajes del oficio. Fue durante la espera, al despertar de la conciencia, cuando descubrió que con la puerta cerrada, la luz de la nevera se apaga. Pese a las gélidas tinieblas se mantuvo despierto, inmóvil, arrogante y orgulloso de ser un pollo listo para el horno.



De Peter Rohm para Por Encargo y en homenaje al maestro Augusto Monterroso.


22.1.07

Conformarse





En su vida todo eran excusas y pretextos, tanto, que busco a otro mas joven, más guapo y con dinero, para poder así, abandonar al que amaba.

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7.12.06

El indio que soñaba...

El indio ContemplaMontañasLejanas soñaba con los ojos abiertos. Soñaba con su vida pasada y su futuro. Cualquier otro indio hubiese soñado con un río, bosques y animales simbólicos, pero él no.
En su sueño caminaba desnudo y satisfecho con su verdad de ojos abiertos por un largísimo y laberíntico pasillo de un moderno piso. Iba desde un salón luminoso a un oscuro dormitorio. El pasillo tenía muchas curvas que terminaban dando la sensación de que volvería al sitio de donde salió. Un pasillo lleno de puertas, hacia atrás, una por cada día que había vivido, adelante, un recodo, después del cual, intuía que habría más puertas futuras.
A su lado, a ambos costados, en todo momento y por mucho que avanzara siempre había dos pasillos sin puertas. Esos pasillos a veces se ensanchaban otras se estrechaban pero siempre estaban despejados. Al final de cada uno de esos límpidos pasillos estaban sus dos hijos. A través de esos pasillos, a veces con dificultad y otras con holgura podía llegar hasta sus hijos, pero siempre sin puertas ni abiertas ni cerradas. Todo lo demás eran puertas y frente a ellas el indio ContemplaMontañasLejanas hacia tiempo que había adoptado un sencillo principio de comportamiento, ser bueno. No pretendía ser santo, pero sí; no hacer daño, ni a si mismo ni a los demás.
Una de las formas era no abrir puertas pasadas, lo que no significa olvidar. Tenia la memoria latente delante de cada puerta, pero no estaba dispuesto a abrirla dos por tres para revivir los momentos dolorosos ni refrescar pesadillas. Ser bueno consigo mismo, no dañarse. Si la remembranza de lo que estaba detrás de la puerta era agradable, se permitía abrirla para observar los detalles y así acrecentar la vivencia de sus recuerdos, pero nunca transponer el umbral. Detrás de las puertas almacenaba amores, batallas, sueños incumplidos, pérdidas, alegrías, olvidos; momentos de mil colores. Como a cualquiera, todo lo que una intensa vida puede deparar.
Los sueños son tan complicados como queramos que sean nuestras vidas, pensó el indio y dejó de mirar lejos para poder ver día a día la nueva puerta que tenia delante. Y entonces abrirla con precaución, teniendo en cuenta en la medida de lo posible el recuerdo de las anteriores.
Fue entonces cuando el indio ContemplaMontañasLejanas que soñaba con los ojos abiertos, satisfecho, miró la amplia y basta llanura que lo rodeaba antes de llegar a sus montañas lejanas y se dijo a sí mismo: -¡Hoy no me apetece sufrir.


4.9.06

El eclipse[Cuento. Texto completo. de Augusto Monterroso]

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.
Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.
Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.
-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.
Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.
Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.


20.8.06

Aicha

Aicha, mujer feliz con la altura exacta para poder mirar desde arriba, pero no lo necesita. Mujer integra de existencia indivisible. Mujer ubicua, sabe estar en todos y cada uno de los momentos.
Profunda conocedora de la línea que limita lo bueno de lo perverso, lo ecuánime de lo indigno, lo amable de lo falso. Gusta de bailar sola, en semipenumbras, mirándose frente a un espejo, imaginando hombres que la contemplan. Testigo de sus pasiones con ojos inquietos bajo el velo que se pega a labios trémulos. Una vibración lujuriosa mueve continuamente a Aicha, la más casta de las mujeres. Poseedora de virtudes proverbiales, de sentimientos elevados, alguna rareza, íntimos secretos inconfesables y cierto respeto puntilloso por las normas.

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16.6.06

Frases de Cine



Titulo:

Agua

Director:

Deepa Mehta

(2005)

"Disfrazado de religión, todo es dinero"

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13.6.06

Soumia.

Soumia, mujer sabia, madre eficiente, menuda, activa, despliega su hacer de hormiga, infatigable creadora de actividad reflexiva, intensa, recia, derroche de energía, nada le pasa desapercibido, repite el orden del cosmos, calma sus movimientos con la minuciosidad del quehacer bien hecho, digna de ser alabada por sus producciones industriosas y su sosiego espiritual.
Meticulosa, de convicciones firmes no le amedrentan los cambios, las innovaciones no turban su espíritu porque responde a la novedad con otra creación más eficiente.
A Soumia, merece recordarla por dos de sus virtudes: la seguridad en sí misma y la prudencia.

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23.5.06

ELLA...

La innombrable. Despreciable mujer continua, uniforme, terminante, que va cubriéndolo todo dominándolo todo, fagocitándolo todo. Atormentada, disminuida por el que dirán, desmoronada en su abandono, hurga y roe en sus propias mezquindades. Apasionada por la indigencia ética, abusadora de la lógica, previsible, higiénica. Vaciada por el despecho, practica y disfruta la supervivencia del desamor, arrancando los clavos de su propia alma. Pordiosera de males forasteros, destructora de posibilidades, promotora de tareas oscuras, parturienta de niños muertos y otros desperfectos. Su espíritu es un revoltijo de trastos en desuso, desportillados y carcomidos. Sumida en la oscura obsesión de llenar el vaso vacío de sí misma, no entiende ni atiende a razones ni sentimientos ajenos. Extraña, incongruente, cicatera, rencorosa, retazos de desecho moral, usurpadora de desgracias ajenas, proscripta de si misma, inoportuna hasta el hartazgo, excelsa timadora de cariño, entristecida figura de dientes sucios, despreciable urdidora de malicias: larga lista de despropósitos que no existirían; si me amara.

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14.5.06

Urraca.

Me acuerdo pero no me acuerdo, aunque ocurrió.
No solo son hechos, también es memoria.

Nos encontramos en el Cementerio de la Chacarita, se llamaba Urraca y todo tuvo su momento. La vi junto a la tumba del morocho inmortal, el que cada día canta mejor; allí donde el tabaco no esta prohibido y hasta el bronce que sonríe, siempre fuma.

-La muerte no me impresiona -dijo- lo que me preocupa es... la espera.

Intentaba ser ingeniosa y graciosa pero el contexto la contradecía. Claramente se repetía, estaba seguro que no era la primera vez que lo decía.
Y entonces supe que así era ella, alguien que se repite a cada rato, pero lo que decimos no siempre se parece a nosotros.
-Entre sin ser vista -dijo- no tiene gracia, lo se, ya veremos la próxima vez.

Uno de los presentes comentó: -No es la primera vez que alguien se cuela donde entra todo el mundo. -Así es. -dijo ella- Es fácil llegar aquí, lo difícil es salir la última vez.
Fue entonces cuando la miré.
Misteriosamente delgada, rostro suave, tranquila sonrisa.
Vestía tan oscuro como sus ojos.
Poco a poco la fui descubriendo, me convertí en observador interesado. Nos presentaron. Le dije que era locutor de una pequeña radio local.
Aclaré que era uruguayo. Me preguntó de un modo pensativo:
-¿Qué es ser uruguayo? -No sé -le respondí- Es un acto de fe.
-Como ser española -asintió.
Nada más puedo recordar de lo que se dijo en ese entierro.

Al día siguiente por la tarde la encontré frente al hotel donde me hospedaba.
No había nadie más. Me dijo que le gustaba salir a caminar sola.
Recordé una broma de Schopenhauer y contesté:
-A mí también. Podemos salir los dos.
Nos alejamos del hotel. Como había llovido, esquivábamos baldosas rotas.
Imagino que era gracioso contemplarnos desde lejos y ver como nos acercábamos y nos apartábamos el uno del otro como si un invisible resorte nos moviera a placer.
Esa húmeda tarde veraniega no había ni un alma en las calles.
Para no tropezar gambeteando charcos nos agarramos de la mano, como lo que éramos, dos adolescentes de más de cuarenta años.
Le propuse que fuéramos a la Plaza de Mayo, que queda calle abajo. Se dejó llevar.

Carlos, nuestro común amigo nos había reunido en su entierro. A Carlos le gustaba hacer esas cosas. Urraca había venido desde España a pasar su mes de vacaciones junto a nuestro amigo, al que el SIDA se estaba llevando. Dos días antes de irse Urraca para España, Carlos se nos adelantó, dejándonos huérfanos. Así era Carlos, espontáneo. Carlos era, además de historiador, mi guionista de radio favorito y compañero de truco insustituible.

A esta altura de los acontecimientos sé que ya estaba enamorado de Urraca; no hubiera deseado a mi lado ninguna otra persona.
Oí de pronto, el lejano marchar de botas. No he oído nunca el repiquetear de botas militares, pero sé que eran militares.
Urraca no se inmutó.

Al rato dijo como si pensara en voz alta: -Este es el sitio de las madres.
-Exacto. Aquí era y es donde protestan.

La Casa Rosada nos contemplaba con los granaderos haciendo su cambio de guardia, cuatro curiosos se detuvieron a observarlos.
Nuestros caminos se cruzaban en Buenos Aires. Urraca, mañana temprano, proseguiría su viaje hacia Madrid; yo, hacia Montevideo.
-En Madrid -me dijo- repetiré los pasos de Carlos, que buscaba a su amada perdida entre la muchedumbre de La Gran Vía.
-Carlos -repliqué- ya dejó de buscarla. Yo, en cambio, a lo largo del tiempo, sigo buscándola.
-Tal vez -dijo en voz baja- la has encontrado.
Comprendí que una cosa inesperada no me estaba prohibida y le besé la boca y los ojos. Me apartó con suave firmeza y luego declaró:
-Seré toda tuya en el hotel. Te pido mientras tanto, que no me toques.
-Es mejor que así sea. Para un hombre célibe entrado en años como yo, una oferta como esta ya no se espera. El milagro tiene derecho a imponer condiciones.
Pensé en mi juventud en Tacuarembó y en una muchacha de larga trenza negra, esbelta como Urraca, que me había negado su amor.

No incurrí en el error de preguntarle si me quería.
Comprendí que no era el primero y que no sería el último.
Esta aventura, acaso la última para mí, sería una de tantas para ella, mis prejuicios me arrastraban, cuando una mujer adulta toma la iniciativa comenzamos a dudar de su moralidad sin contar con ninguna prueba.
Tomados de la mano seguimos.
-Todo esto es como un sueño –dije repitiéndome- y yo nunca sueño.
-Todos soñamos -replicó Urraca repitiéndose- forma parte de la verdad.
En la vereda de la sombra una señora, en un balcón bajo, tomaba mate.
Urraca se paró a mirarla de forma casi ofensiva.

-No me acostumbro a ver como se toma mate.
-No deberías dejar este mundo sin probarlo.
-Es cierto, y yo estoy por morir -dijo ella- además de otras cosas, también debería probar el mate.
La miré atónito pero me calle, no quería que Carlos volviera a aparecer en la conversación.
Seguimos callejeando.
Habíamos demorado el paso.

-Yo querría que este momento durara siempre -murmuré.
-Siempre es una palabra que no está permitida a los hombres -afirmó Urraca.
No quise discutir y le respondí:
-Vos caminas como queriendo aplazar el momento.
-No, lo estoy disfrutando.

Ella tampoco quería discutir y, para aflojar la tensión, me pidió que le repitiera mi nombre, que no había oído bien.
-Una vez escuche en una película francesa, que en estos casos lo más interesante es que no sepamos nuestros nombres.
-Cierto, pero tu ya sabes el mío.-me replicó.
-Javier Tabaré- le dije.
-Te llamaré Javi- declaró con una sonrisa.
-¿Por cierto, y perdona, y eso de Urraca?- le pregunté.
-Es una faena de mi padre... -me dijo- era historiador... catedrático en Salamanca... de niña lo llevaba muy mal pero ahora lo revindico.
Se detuvo, haciendo una pausa muy teatral, y mirando el cielo declamó con gracia española.
-Urraca... como Doña Urraca I de Castilla y León, casada en segundas nupcias con Alfonso I de Aragón y Navarra, “El Batallador”; al que por cierto le ponía los cuernos. Estábamos de golpe ante su hotel, curiosamente a solo dos cuadras del mío.

Dentro del ascensor, mirando al suelo y con tono triste, Urraca me preguntó o se preguntó: -¿Oíste las botas? ¿Cuándo desaparecerán para siempre?.

En el pasillo se me adelantó.
-Apresúrate. Urraca entró primero.
El atardecer porteño se colaba por los altos ventanales, la habitación de techo alto y suelo de tarima, crujía con cada movimiento. Se metió rápidamente al cuarto de baño.
El esperado lecho me recordaba a la amplia cama de metal que tenían mis padres cuando yo era niño.

El tiempo como si fuera de goma transcurría de forma irregular, algunas cosas eran muy lentas, otras un instante.
Urraca ya se había desvestido. Me llamó por mi nombre.
- Javier.
Sentí que el atardecer arreciaba.
-Urraca, quiero decirte algo.
-Shhh- me puso un dedo en los labios- Ya lo sé, es tu primera vez. Por eso te elegí, también es mi primera vez.

Ya no quedaban ventanales ni techos altos. Ya no había espacio entre los dos más que para el calor. Como el soplo a una vela se hizo de noche y todo era tacto. Profanos en la oscuridad fluyó el amor y poseí por primera y última vez el perfume de Urraca.
El material originario con que están hechos los recuerdos.


4.5.06

Otras anécdotas librescas.

# La rubia.
Entró en la librería como una tromba, era alta, rubia y bien vestida. Se dirigió al mostrador y sin prestar atención a la señora que en ese momento estaba siendo atendida por el librero. Dijo:
-¿Ha llegado el libro que le encargué?.
-¡Si!-. Era difícil olvidarse de esa cara y sobre todo del libro encargado.
-¡Justamente en uno de los paquetes de esta mañana!.- El librero se dio media vuelta y recogiendo un ejemplar de la estantería de detrás de él, donde están los pedidos, se lo dio a la rubia.
-Aquí lo tiene. “Estadísticas de la producción de añil en San Salvador (1989-1999)”.
Y siguió atendiendo a la señora que estaba antes.
La rubia, dio varias vueltas al libro mirando alternativamente la tapa y la contratapa, como asegurándose de que era ese el libro solicitado. Lo abrió y se puso a leer y estuvo hojeando varias partes con esa mala costumbre que tienen algunos lectores de querer dejar indeleblemente impresa su huella digital en todas y cada una de las hojas, mojándose el dedo en la lengua cada vez que pasan una hoja, por fin lo cerró, lo dejó sobre el mostrado y se encaminó hacia la salida. El librero dirigiéndose a ella.
-Oiga!¿El libro... ? La rubia sin siquiera darse vuelta, dijo: -¡No gracias, ya he visto el dato que quería saber!. Y salió dejando la puerta tan abierta como la boca del librero.


# Libro de miedo.
El niño apenas superaba un palmo la altura del mostrador. La madre a su lado le explicaba al librero que su hijo tenia dificultades con la lectura. Le quería comprar un libro y este puso la condición de que él lo elegiría. El niño miraba con ojos claros y expectantes todo lo que hacia y decía el librero.
-Vamos a ver –dijo el librero al niño- ¿Qué es lo que quieres?
Con absoluta seguridad el niño pidió una historia de miedo.
El niño de seis o siete años eligió uno entre los cuatro que le mostraron. El librero rutinariamente cogió el libro, la barra de pegamento, la pequeña etiqueta que tiene el logotipo, la dirección y el teléfono de la librería y untándola la pegó encima del precio que esta escrito en la primera pagina.
-¿Sabes para que es esto?- le pregunto al niño, que meneó la cabeza negativamente.
- Es para que tengas mi teléfono y así cuando leas este libro, si tienes miedo, tu me llamas en cualquier momento, ya sea de día o de noche y yo voy a rescatarte; ¿vale?.
El niño afirmó con la cabeza a la sonrisa socarrona del librero.
Algunos días después se presentó la madre en la librería y le informó al librero el éxito que había tenido el libro y de como su hijo devoraba la lectura. El niño estaba educado a leer un rato en la cama antes de dormir. Al segundo día de lectura el niño llamó a su madre y sentado en la cama con el libro en su regazo le dijo muy serio:
-Mamá creo que ha llegado el momento de que llamemos al señor de la librería.

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27.4.06

Frase de cine.

Titulo:
El Resplandor
Año:
1980
Director:
Stanley Kubrick



"No voy a hacerte daño, sólo voy a aplastarte los sesos."

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14.4.06

Pregunta en blanco y negro.


Corrí y corrí sin parar.
Hasta que me desplomé.
Contemplé con horror como un pegajoso liquido tibio manaba de mi pecho.
Vi como la acera se acercaba vertiginosamente hacia mi cara, después el universo físico se detuvo y me alcanzó la oscuridad. Soñé con destellos blancos, ululantes sirenas de ambulancias, olor de manteles viejos que me recordaban mi niñez, caras desconocidas me miraban y un sombrío cielo nocturno que giraba sin cesar.

Sumergido en una tenue luz mortecina, desperté en la blancura aséptica del hospital, con una fuerte molestia en el pecho y dolorosos accesos de tos.
Una angustia amarga me desbordaba a borbotones por la boca reseca.
Pregunté: -¿Qué ha pasado?
-Tranquilo, ya ha pasado todo, lleva aquí dos días, le apuñalaron. -dijo la enfermera.

Poco a poco, empecé a recordar. Iba por una calle céntrica en dirección a mi casa, después de haber pasado una agradable tarde con mi chica, cuando desde un oscuro callejón un mendigo me chistó, me di media vuelta y vi como extendía su mano, pidiendo algo para poder comer. Llevé mi mano al bolsillo para sacar unas monedas que tenía y me adelanté a la penumbra donde estaba el mendigo. Un rayo me sujetó bruscamente de la solapa y un fuego entró en mi pecho de abajo hacia arriba, mis ojos preguntaron con incredulidad a los ojos del mendigo y mis piernas dejaron de responder, muy lentamente me fui arrodillando frente a ese hombre mal oliente y el fuego salió disparado de mi pecho, dejando en su lugar una sensación húmeda.
Infinitas manos me revolvían la ropa, trastabillando y a empujones me levanté, subí a la superficie a tomar la bocanada de aire que Dios me tenia reservada y comencé a correr y a correr sin parar.

Varios días después supe que ese hombre había sido detenido con mis documentos encima, pedí al comisario si podía verlo y me lo permitieron, con la condición de que fuera acompañado por un policía.
El hombre no dejaba de mirar al suelo.
Hubo una sola pregunta y una sola respuesta.
-¿Por qué?
-No se.
Me di media vuelta y me fui caminando a casa.


30.1.06

Jesús que día!


Yo no quería, pero ya se sabe, la presión social es muy fuerte. Prácticamente me obligaron. No es por justificarme pero en realidad solo se trataba de un delincuente más. Ahora, lamento haberme precipitado. Si en ese momento hubiera sabido lo que hoy se, seguro habría sacado mucho más. Pero los impulsos precipitados unidos a las habladurías son malos consejeros. Hoy, harto de criticas e decidido ahorcarme, después de todo, dan para poco treinta miserables monedas de plata. Dijo Judas.


8.1.06

Cuento Chino (7)

Tratado de filosofía.

El cielo despejado, el aire limpio, un amanecer luminoso anuncia un brillante sol de primavera. Chiang se asoma a la puerta de calle, respira profundamente la luz de la mañana, se siente eufórico, vivaz, sabe que su reposo nocturno ha sido muy reparador. La noche anterior había comprobado lo cansado que estaba cuando al acostarse descubrió el peso de su cuerpo sobre el colchón. Había estado ayudando a realizar el trabajo comunitario de limpieza en caminos vecinales y resultó ser más duro de lo que pensaba.
Hoy Chiang tiene uno de esos días pletóricos, en los que apetece ver la salida del sol, a tal punto que sin desayunar se sienta a la puerta de su casa, donde habitualmente, hace su trabajo de canastero. Ve pasar un grupo de niños que van a la escuela. Los pequeños, cuchichean, se empujan, discuten caminando hacia atrás y realizan mil monerías ante la radiante mirada de Chiang. Poco después a paso cansino desfila el maestro al que saluda con efusiva reverencia. Chiang tiene el extraño deseo de volver a ser niño y maestro a la vez. Recuerda la época en que de adolescente comenzó a estudiar filosofía y lamenta el abandono de los estudios que espera retomar algún día.
Esta solo en casa, su hermano Cheng se ha ido durante algunos días a ayudar a una de sus tías que se encuentra sola y enferma. Entra en la casa caminando hacia atrás imitando el juego de los niños que vio antes. Sabe que su comportamiento infantil no va ha ser visto por nadie, como una ráfaga cruza su mente el recuerdo de sus padres, suspira profundamente y comienza a desayunar, como al pasar, de una estantería coge una hoja de papel y mientras mastica garabatea un breve texto.
Vuelve a salir a la puerta de calle donde esta vez pasa un grupo de alegres mujeres que van a trabajar al campo, secreteando entre ellas le miran, las señoras se sonríen con miradas cómplices y alguna mientras se alejan le grita algo sobre su condición de guapo soltero.
En ese momento se da cuenta de lo solo que está. Se da cuenta de todo el trabajo que tiene por hacer. Se da cuenta que tiene que repara el tejado. Se da cuenta que tiene muchos encargos de cestas. Se da cuenta que tiene la casa sin barrer. Se da cuenta que su hermano puede regresar en cualquier momento, rompe la hoja que ha escrito, no fuese que la viese su hermano, que le saca punta a todo y se burle de él. A la basura van los trozos de papel donde pone “Definición sobre la Idea de la Verdad”.
Una cálida brisa barre el suave polvo de la calle.

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28.12.05

“Dialogo”



-No has cambiado nada desde ayer. ¿Qué has hecho este tiempo?
-Nada por eso soy la misma.

En “El año pasado en Marienbad” de
Alain Resnais.

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24.12.05

Objetivamente subjetivo.


Titulo: Justicia, 1508.Autor:Tiziano

"Mira dentro, que de ninguna cosa te pase desapercibida ni su cualidad propia ni su valor." Marco Aurelio (121 -180 DC.)

Jurado popular.

-¿Cómo es posible que un ignorante como yo, haya sido elegido para integrar un jurado.?-
La pregunta resonaba en mi cabeza mientras el juez nos daba las pertinentes instrucciones.
No entiendo nada de temas judiciales, pero no pudiendo evitarlo, lo mejor será seguir lo que el resto del jurado decida. El refugio del rebaño, mantenerse en medio, no alejarse nunca, permanecer en el círculo seguro.
Lo que allí se juzgaba no viene al caso, lo interesante era que todo dependía de las declaraciones de una testigo, decisivas para la inclinación de la balanza.
El primer día ya la vi, no podía ser otra, una mujer que se acercaba a su asiento con pasos medidos. Su aspecto denotaba señorío, con un cuerpo ligero como de cierva y en su rostro una serena belleza, que da esa edad tan difícil de calcular. Escrupulosamente pasó rápida la mano por encima de la silla y ocupó su sitio con una actitud entre prudente y decidida. En el fondo de la sala resaltaba su abundante cabello azabache que sugiere un temperamento apasionado, contrarrestado por unos sinceros ojos claros de ternura infantil.
Fue un día muy largo, muchas palabras que no entendí, muchas caras serias, mucha ropa negra, mucho desfile de mucha gente; demasiado, para decir muy poco.
Por fin, el segundo día la llamaron; - Selva Knöor ­desde el fondo de la sala, sonó, susurrado un -Si - y a continuación, dijo mecánicamente - Con doble o y diéresis en la primera o - de forma casi inaudible. No haciendo caso a nadie, avanzó, destacando por su alta y esbelta estatura y su hermoso rostro. Una mirada franca, una frente lisa, la nariz recta, pestañas rizadas, cejas espesas y renegridas, igual que su cabello. Había en su andar una como graciosa torpeza, otro encant9 inconmensurable. Todo parecía quedarle pequeño, las puertas, las paredes, los muebles, la sala. Fresca como recién salida de la ducha, seguramente olía a frutas. Vestía un pantalón azul marino, ceñido a las anchas caderas y una blusa celeste un poco amplia, a pesar de ello se intuía unos pechos firmes. Unos pies pequeños, en unas sandalias veraniegas, lucía uñas pintadas de color gris aluminio. Un pequeño bolso haciendo juego, que apretaba son sus manos ágiles y delicadas.
A la primera pregunta se inclinó para acercarse al micrófono con un movimiento de amorosa paloma, aunque su mirada era templada y desafiante como la pantera. Blancos dientes, labios pequeños, mejillas suaves y rosadas, rasgos que muestran la autoridad que dan la soberbia, el dinero, la juventud o la conciencia de ser la cúpula de una casta. La testigo pronunció algunos nombres, dio a entender otros y se cortó como si la venciera el temor. La estrategia de una avalancha de preguntas concretas le cayó encima. Comenzó a negar instintivamente con movimientos de cabeza. y ese fue el momento en que la vi; al principio no estaba seguro si había sido un simple brillo. Concentré todo mi esfuerzo en observar el detalle y - Si, Fiat Lux – entre esa desbordante cabellera azabache había una cana. Era una delación gris en toda regla.
Miré con complicidad a mis colegas, buscando la confabulación necesaria, pero era inútil, la mitad estaban embelesados por su presencia, y el resto dormían con los ojos abiertos.
Ella trataba de explicar sus argumentos, pero tan ineptas me parecieron esas ideas, tan pomposa y tan vasta su exposición, que las relacioné inmediatamente con la literatura; merecían ser asumidas por algún autor de best­séller.
La mujer calló y apareció en sus ojos de un azul desganado ( ese que los ingleses llaman gris) una mirada de asombro e indecisión; en su inseguridad, giró la cabeza y buscó en el fondo de la sala alguna expresión de apoyo, que no llegó. El temblor de su voz ya perdía el encanto inicial, parecía convertirse en las dudas de una encubridora. Trataban de implicarla, pero aunque roja de indignación seguía conservando su tranquilidad. Su actividad mental era continua, apasionada, versátil y del todo insignificante. Abundaba en inservibles analogías y en ociosos escrúpulos. Sus manos grandes y afiladas hacían giros en el aire como espantando fantasmas, pero aún así no podían esconder las manchas de tabaco entre los dedos. Cuando le acercaron un papel para que lo leyera, el sudor le arruinaba el maquillaje que se convertía en un desagradable fango pegajoso, hacía extraños movimientos con los brazos para poder despegar la blusa de las axilas, y de dentro del bolso gris, el de los mil secretos, extrajo unas gruesas gafas para poder leer, que rápidamente se le empañaron. Intentó escabullirse, pero una vez más, volvía a aparecer la falta de imaginación, las limitaciones, la estolidez. Quedaba claro, la amorosa paloma era una rata con alas, la desafiante pantera era la experta en el acecho a traición Era una mujer en continuas metamorfosis, como para huir de si misma, de su propia maldad, el color de su pelo y las formas de su peinado eran inestables, también cambiaban la mueca de su sonrisa, la tez aceitosa, el sesgo de sus ojos. Pero el tinte no había querido adherirse a esa cana Y esa fue su perdición. Borracho de piedad la juzgué y el veredicto fue unánime - Perjurio - un despojo de mentiras.
Mientras tanto, en la sala, cualquiera diría que imitan a los antiguos romanos, pero nada tan lejos de la ecuanimidad del imperio y la magnanimidad del Cesar.


17.12.05

Cuento Chino (6)

De charco en charco.

Una alfombra de hojas de tilo, mojadas por la fina lluvia que cae, cubre la calle sin asfaltar. Chiang recorre ese trayecto entre la sede de la cooperativa agrícola y su casa, dando extraños saltitos laterales. En vano intenta no embarrarse la ropa. Dando un último salto Chiang entra en su casa y casi se lleva por delante a su hermano Cheng.
La sede de la cooperativa, lugar de reunión y cotilleo, cumple múltiples funciones sociales y deportivas, es donde está el único teléfono de la aldea, además es el sitio al que llega el correo destinado a varios pueblos de la comarca..
Chiang agita eufórico una carta en su mano.
---Ha escrito el primo Fug, después de tantos meses parece que ha podido llegar a Europa!-Poco a poco se va calmando, ceremonioso se sienta y suavemente comienza a abrir el sobre.-
En el rostro de sorpresa de Cheng, después de reponerse de la brusca entrada de Chiang, surge un extraño brillo, no pierde de vista el sobre que su hermano parece no soltar nunca. Por fin Chiang deja el sobre en la mesa, Cheng con la boca entreabierta y mano temblorosa se apropia furtivamente de ese objeto de deseo y dócilmente lo atrae junto a su pecho. Chiang lee en silencio el breve contenido de la carta . Cuando termina, inclina la cabeza y mirando al suelo, con tono grave, reflexiona en voz alta.
...vaya..., nuestro primo Fug que ha nacido en esta aldea, ahora vive en una inmensa ciudad europea de la cual ni siquiera es capaz de pronunciar bien su nombre, siempre trabajó aquí en el campo, bajo el sol y la lluvia, ahora trabaja encerrado catorce horas diarias con luz artificial en un taller de costura donde no hay ventanas al exterior, aquí era el querido y considerado Fug y allí es un indocumentado que casi no puede salir a la calle por miedo a ser detenido, aquí, junto a sus padres, disponía de una muy modesta casa, ventilada y luminosa, ahora duerme en una pequeña habitación, encima de un colchón maloliente sobre el suelo, en compañía de veinte desconocidos, aquí nunca tuvo dinero, ahora tiene una deuda enorme que no sabe cuando terminará de pagar, la que contrajo por el viaje; aquí...
Chiang levanta lentamente su cabeza y mira a su hermano Cheng.
---Parece que el precio de la prosperidad es muy alto, no?.-murmura Chiang.-
Cheng en un extraño mutismo, sentado en la pequeña silla que tiene en un rincón de la habitación, resiste con la mirada hipnótica sobre las diminutas imágenes de los dos sellos de correo adheridos al sobre. En uno de los sellos Cheng puede ver el aplomado rostro del monarca de un mítico reino de quimera y en la otra estampilla una fantástica ciudad con rascacielos prodigiosos, inmensos comercios donde no falta de nada, luminosas fuentes de agua dulce donde las gentes tiran dinero a cambio de esperanza, un mundo donde todas las aspiraciones se hacen realidad, un mundo donde las riquezas se reparten por igual, un mundo de democracia donde todos tienen los mismos derechos, un mundo de justicia y solidaridad, en el que la posibilidad de progreso está avalada por ese rey magnánimo. Cheng cierra sus ojos mansamente y sonríe.
Afuera, en la calle mojada por la lluvia, es difícil distinguir, bajo el manto de hojas de tilo, donde se ocultan los charcos.

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12.12.05

El cometa.

Llegaba la noche y se hacía el momento de regresar donde la tribu se reunía día tras día, entre el pequeño monte y la laguna alimentada por tres riachos. La caza no había sido buena, sólo traía tres conejos; no podía quejarse, porque en realidad, no había salido de cacería sino sólo a otear los alrededores durante la calurosa tarde y de paso a probar fortuna lanzando unas piedras.
Él sabía que era el mejor... fabricando armas, sabía seleccionar las mejores piedras, tratarlas, cortarlas, afilarlas. Puntas de flechas casi perfectas y venablos con una dureza sorprendente, era una de sus habilidades, la otra era enamorase y suspirar mirando las estrellas. A diferencia de los demás, él sabía que podía confiar en ellas, que allí estarían cuando las necesitara, le infundían seguridad y no temor como al resto de la tribu.
Ella, ya con trece veranos a cuestas, también regresaba con todas las mujeres de recolectar los frutos. Pronto se casaría con un joven imberbe, el que sus padres habían acordado, un joven guapo, pero no era el de sus sueños. Se vieron, él se detuvo y le hizo un rápido gesto para que ella también se parase, no lo podía creer, su osadía daba resultado. Ella se quedo rezagada, removiendo pedruscos, como si buscara algo. Se alejaron rápidamente del lugar, no medió palabra; cuando estuvieron lo suficientemente seguros de que nadie les veía se acercaron lentamente, se abrazaron trasmitiendo el calor de un cuerpo a otro, perdieron la noción del tiempo y las estrellas brillaban con toda su intensidad. Era la primera vez que se encontraban e ignoraban que sería la última, eran bastante obedientes con lo que disponían los mayores. Ambos miraron al cielo y la vieron. Era una estrella, pero con un destello especial, arrastraba tras de si una difusa estela que nunca antes habían visto. Se lo prometieron, la usarían como señal, volverían a encontrarse otra vez cuando reapareciese en el cielo. No sabían que pasarían cuatro mil años y volvería a ocurrir, en el mismo sitio, otra pareja, a la luz de esa misma estela, volverían a transmitirse calor.


4.12.05

Cuento Chino (5)


Tiempos de lectura!

Amaneció nublado, el cielo encapotado y la dirección del viento presagiaba el comienzo de la estación del monzón. Chiang que era un hábil tejedor de canastos, oficio que había heredado de su abuelo, recogió los materiales... con los que habitualmente trabajaba en la puerta de su casa para llevarlos a un cobertizo que tenían detrás. A Chiang le gustaba trabajar en la puerta y charlar con los pocos vecinos que pasaban por allí, en cambio en el cobertizo trasero nadie lo visitaba.
---Bueno, llegó la época de luchar contra la opresión.
---De que hablas –dijo Cheng-
---Con las lluvias hay menos trabajo y podremos leer más, no?. Ten en cuenta que de la lectura depende la salud social de la comunidad. Con conocimientos podremos luchar contra cualquier forma de dictadura, no?. Si quieres ser un imbécil, no leas.
Con el monzón podremos aprovechar más el tiempo leyendo. Piensa –dijo Chiang- en las aldeas el ritmo de la vida lo marca la naturaleza, de esto deberías aprender, Cheng , siempre hay una época para sembrar y otra para cosechar, no?.
Cheng escuchó atento y respetuosamente en silencio a su hermano. Se dio media vuelta y se alejó calle abajo, ladeando la cabeza de un lado a otro y murmurando:
--- Y otra, para ir a pescar al río... y otra, para beber con los amigos... y otra, para ir hasta el mercado de la ciudad a ver las chicas que vienen de los pueblos, y otra, para...

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30.11.05

Cuento Chino (4)


Los húmedos sueños de Chiang .

En medio de una noche muy fría... Chiang y su amada Li permanecían juntos y calientitos en su estrecha cama...
Chiang se acercó a la oreja de Li y abrazándola le susurro:
---Li, hacemos el amor?...
Li, molesta y removiéndose entre las sabanas contestó:
--- No! Solo besitos...

Fue el momento en que Chiang se despertó y pasando su mano por entre las sabanas frías, comprobó que estaba solo en su lecho.
Cerró los ojos con intención de seguir soñando, dijo:
--- De acuerdo, solo besos!
Su hermano Cheng que dormía en el catre contiguo abrió los ojos como platos y dijo:
---Queeeeé?...

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28.11.05

El destino del viento.

El arco se dobla, la cuerda se tensa. Acomodar los pies en la posición correcta y sacar la flecha del carcaj fue todo uno. La diana está a una distancia considerable.
Deseaba profundamente que sus adversarios... no le hubiesen puesto el listón tan alto, pero así era, muy a su pesar. El banderín de la derecha le servia de referencia, la dirección del viento era la correcta, la intensidad estable. No podían ir mejor las cosas. El hecho de que se nublase en ese momento lo hacía perfecto, al suavizarse el contraste de la luz las pupilas se dilatan y el blanco se ve con mayor nitidez. No hay que forzar los párpados ni poner cara de cegato. El gentío lo rodeaba, la expectación no podía ser mayor, había mucho en juego. Tres dedos sujetaban el culo del dardo. La yema de los dedos, la punta de la flecha, ese pequeño círculo negro del centro y, por supuesto, el banderín de la derecha concentraban su atención. No había que olvidar otro elemento importante; la respiración se tenía que detener por un instante, eso lo podía hacer. Pero para lograr la perfección sería ideal detener las pulsaciones, pero eso requería detener el corazón y eso no podía hacerlo, así que se propuso aprovechar el instante entre dos latidos.
-¿Cuánto tiempo era ese?
El cerebro toma la decisión, el impulso se vuelve acción y alcanza la mano, el músculo reacciona. La flecha parte, se eleva, vibra, sabe su destino. De eso se trata, de destino; el banderín cambia de dirección, la suerte está echada y la flecha en el aire, la jugada es imprevisible, la velocidad y la dirección del viento toman el relevo con una fuerza insospechada.
Por fin la fina madera, perdiendo altura, atraviesa el corazón de un espectador aprovechando el instante entre dos latidos. latido. latid. lati. lat. la. l. .________________


31.10.05

Consejos para elegir caja en el hipper.


  • Tenga en cuenta que la fila más corta no siempre es la más rápida. (supongamos que en la caja nº 1 hay una persona con un carro llenísimo y en la caja nº 2 hay tres personas con dos productos cada una. ¿Cuál elegiría? No se esfuerce, cualquiera sea la que elija, no acertará, siempre será la otra la que vaya más rápido.

  • La caja rápida para menos de “x” productos casi nunca funciona, y en el momento en que la abren usted está en la fila de otra caja en el otro extremo del hipper y está a punto de tocarle; no intente correr cuando se habilite, le ganaran diez personas que han visto venir a la cajera a su puesto antes que usted. En caso de conseguirlo comprobará que usted tiene uno o dos productos más de los que la cajera admite como cifra máxima.

  • No elija la cajera más guapa. (de no ser que intente ligar, suele ser la más novata, habrá que investigar porque las más guapas duran poco en ese puesto de trabajo)

  • Ha ser posible eluda la caja donde la cajera no ponga los productos ella misma en las bolsas. (sudará poniendo los productos en la cinta transportadora y cuando levante la cabeza comprobará que están todos al otro lado de la caja esperándole para que empiece otra vez a embolsar y de nuevo al carro; no podrá evitar las miradas acusadoras del resto de la fila de detrás suyo, reprochándole lo lento que es usted)

  • Escape de las filas donde haya gente con ropa, (comenzaran a preguntar por tallas, colores, marcas...) menaje, (los precios nunca cuadran con lo que el cliente creía que había visto, y hay que llamar al encargado de la sección para verificar precios...) cacharros de plástico (simplemente no están marcados... y hay que llamar al encargado de la sección para...).

  • Huya de filas donde haya extranjeros con productos raros. (turistas de otros países u otras comunidades, cuidado, no solo existen los domingueros de carretera también los hay de hipper; se expone a confusión de idiomas, tarjetas que no funcionan, preguntas sobre tarjetas de fidelidad que no conocen, consultas de donde pueden conseguirlas, además suelen estar mal marcados [los productos], claro)

  • Evite filas con señoras mayores con dinero en efectivo. (intentan pagar el importe exacto y pierden un tiempo interminable buscando las moneditas en un diminuto monedero.)

  • No se ponga nunca en filas donde estén conversando un grupo de amigas con pocos productos cada una. (no pararan de hablar, se intercambian los productos, cuando ya ha pasado una, la otra se acordara de lo que le falta algo e ira a buscarlo mientras la amiga le cuida el sitio, se pelearan por pagarse una cosa la una a la otra etc...)

  • Desconfíe de la fila donde esté un adolescente (solo) con el carrito con un solo producto. (aparecerán cinco amigotes más, con un montón de botellas, bolsas de patatas, ganchitos, bandejas con tocineta, coca-colas, etc...)

  • Ni acercarse a la caja donde esté un cajero aprendiz (especialmente si es varón, quedará demostrada una vez más la lentitud del hombre en “algunos” menesteres)

  • Tenga cuidado con las filas donde esta un matrimonio con el niño pequeño dentro del carro con el resto de los productos. (seguramente el pequeño intentará ayudar a sus progenitores poniendo los productos sobre la cinta trasportadora, inevitablemente se le caerá el frasco de mermelada, habrá que llamar al servicio de limpieza, soportará gritos, protestas, discusiones matrimoniales, llantos y muchiiiísima espera...)

  • Estos son solo algunos de los aspectos de las visitas al hipper, espero que mis consejos les sean útiles, ustedes pueden agregar más en los comentarios, agradece vuestra atención. Peter Rohm.


19.10.05

Cuento Chino (3)

Aciertos del pasado, errores de futuro.

Los brotes vegetales eran la evidencia. La aldea respiraba aires de primavera. Chiang suspiraba profundamente, en el momento que Cheng entró en la habitación. Chiang escondió rápidamente una foto entre sus ropas haciendo un movimiento brusco que no pasó desapercibido a su hermano. Mirando por el rabillo del ojo y con una media sonrisa en los labios Cheng preguntó:
---Que guardas ahí?
---No, nada... no?
---No tendrás secretos para tu hermanito...?
Chiang en un arrebato de confesión vergonzante.
---Es cierto me he enamorado y que?
---Bien... veamos esa belleza...
Chiang saca del bolsillo un recorte de periódico.
---Pero hermano a esta no la conoces, es una propaganda.
---Y que quieres, si no hay mujeres en la aldea, ya sabes, que hoy, en China solo hay hombres. Aquella política, que pudo ser un acierto en el pasado, de solo un hijo y si era varón mejor. Nos ha llevado a esto... ¡no hay mujeres! Y en el futuro será peor. Las próximas generaciones que quieran casarse con una muchacha china tendrán que ir a buscarlas a España para encontrar a todas las niñas que hoy están adoptando... no?
---Cheng se llevó el recorte hasta la pequeña silla que tenia en un rincón de la habitación, se sentó y muy silencioso no dejaba de mirar el rostro de la bella muchacha.
---Tu!... que eres mas joven que yo!... piensa hermanito, piensa!...

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