
Cuando estaba en las Fuerzas Especiales... Parece que fue hace mil siglos... Fuimos a un pueblo a vacunar a los niños. Nos marchamos después de vacunarlos contra la polio. Un viejo vino corriendo detrás de nosotros. Venía llorando. Regresamos al pueblo. Ellos habían venido y habían
cortado todos los brazos vacunados. Estaban en un montón. Un montón de... bracitos. Y recuerdo que... que lloré. Lloré como... como una abuela. Quería arrancarme los dientes. No sé qué quería. Quiero recordarlo. No olvidarlo nunca. No quiero olvidar nunca. Y entonces comprendí. Como si me hubieran... como si me hubieran disparado una bala de diamante en la frente. Y pensé "Dios mío, eso es puro genio". Es genial. La voluntad... para hacer eso. Perfecto, genuino, completo, cristalino, puro. Y entonces comprendí que ellos eran más fuertes que nosotros. No eran monstruos. Eran hombres. Tropas entrenadas. Hombres que luchaban con el corazón. Que tenían familia, hijos. Que estaban llenos de amor. Pero tenían la fuerza... la fuerza... para hacer eso. Si tuviera diez divisiones de hombres así, nuestros problemas se acabarían en poco tiempo. Necesitas hombres que sean morales, y que al mismo tiempo sean capaces de utilizar sus... instintos primordiales para matar sin sentimiento, sin pasión, sin juzgar. Sin juzgar. Porque el juzgar es lo que nos derrota.

-Dice el Coronel Walter E. Kurtz
En
Apocalypse Now (1979)
De Francis Ford Coppola
Gracias a la genialidad de Joseph Conrad
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