Rohm2222

Cuando la ambición no descansa pone una mentira en cada guerra. Dilapidando hombres, espera que sucios sudarios firmen la paz con las venas vacías.

....... ............................................Que nada nos quite nuestra forma de disfrutar la vida

12.12.05

El cometa.

Llegaba la noche y se hacía el momento de regresar donde la tribu se reunía día tras día, entre el pequeño monte y la laguna alimentada por tres riachos. La caza no había sido buena, sólo traía tres conejos; no podía quejarse, porque en realidad, no había salido de cacería sino sólo a otear los alrededores durante la calurosa tarde y de paso a probar fortuna lanzando unas piedras.
Él sabía que era el mejor... fabricando armas, sabía seleccionar las mejores piedras, tratarlas, cortarlas, afilarlas. Puntas de flechas casi perfectas y venablos con una dureza sorprendente, era una de sus habilidades, la otra era enamorase y suspirar mirando las estrellas. A diferencia de los demás, él sabía que podía confiar en ellas, que allí estarían cuando las necesitara, le infundían seguridad y no temor como al resto de la tribu.
Ella, ya con trece veranos a cuestas, también regresaba con todas las mujeres de recolectar los frutos. Pronto se casaría con un joven imberbe, el que sus padres habían acordado, un joven guapo, pero no era el de sus sueños. Se vieron, él se detuvo y le hizo un rápido gesto para que ella también se parase, no lo podía creer, su osadía daba resultado. Ella se quedo rezagada, removiendo pedruscos, como si buscara algo. Se alejaron rápidamente del lugar, no medió palabra; cuando estuvieron lo suficientemente seguros de que nadie les veía se acercaron lentamente, se abrazaron trasmitiendo el calor de un cuerpo a otro, perdieron la noción del tiempo y las estrellas brillaban con toda su intensidad. Era la primera vez que se encontraban e ignoraban que sería la última, eran bastante obedientes con lo que disponían los mayores. Ambos miraron al cielo y la vieron. Era una estrella, pero con un destello especial, arrastraba tras de si una difusa estela que nunca antes habían visto. Se lo prometieron, la usarían como señal, volverían a encontrarse otra vez cuando reapareciese en el cielo. No sabían que pasarían cuatro mil años y volvería a ocurrir, en el mismo sitio, otra pareja, a la luz de esa misma estela, volverían a transmitirse calor.