Rohm2222

Cuando la ambición no descansa pone una mentira en cada guerra. Dilapidando hombres, espera que sucios sudarios firmen la paz con las venas vacías.

....... ............................................Que nada nos quite nuestra forma de disfrutar la vida

22.12.11

“Tengo miedo, no quiero estar sola, quiero que me quieras.”


-Te quiero… pero no estoy enamorado de ti.
Le tire un beso con los dedos y me fui. Llevo diez años sin saber nada de ella cuando en mi móvil apareció un número de teléfono que desconozco; una llamada perdida.
Llamo.
–Buenas tardes… tengo una perdida suya… que desea…
Surgió la inconfundible voz de ella.
-Nada… ¿saber como estas?
-Bien… pero al oírte comienzo a sentirme agotado como si empezaran los síntomas de una gripe.
-Veo que sigues con el hábito de decir lo primero que te viene a la cabeza.
-Oye… estoy en el trabajo y viene el jefe, luego te llamo y hablamos… ok.
Nunca la llamé, ni ella tampoco. Elegí un mal día para dejar de fumar.

Unos meses más tarde…después de esa charla… transito los días con un nerviosismo permanente. La culpa es mía, debo poner orden en lo cotidiano y no sentirme como si hubiese pisado la piel de un plátano. Dicen que la naturaleza es juguetona y le encanta el azar, pero que va, a la naturaleza le importa un bledo que sufras o no, va en contra de todo sentido común, lo que quiere es que te emparejes y te reproduzcas, el resto se la trae floja.

Después de un día de agotador trabajo rutinario, por fin en casa, me quito los zapatos y es cuando de repente, me siento libre como el aire, como flotando, eufórico, con las pupilas dilatadas observándola en la penumbra. Podría pasar horas mirando, tocando y sintiendo, a esa enorme reproducción en yeso, a tamaño natural, de la Venus de Milo que tengo en el centro del salón, sin más. Experimento como una intensa alegría ante su presencia y como una extrema desesperación, pensando que seguramente si tuviera brazos me abrazaría apasionadamente. Le hablo con frases ingeniosas, intentando derrochar a conciencia, sentido del humor, porque la risa y la sonrisa son una fuente de alegría cómplice, fantástica y gratuita. Me sudan las manos y me hacen sentir vulnerable y por lo tanto abierto al cambio. Para llamar su atención le pongo música. ¿Que tal un poco de Oscar Peterson Trio? ¡Pero como debe ser, en vinilo!
Es una de esas veces que no soy capaz de controlar mis actos, y me veo como un idiota servil y enfermizo que va y viene del amor al resquemor, de la ansiedad a la timidez, de la pasión al desconsuelo. Al fin y al cabo en muchos momentos hemos deseado que nos quieran como si fuéramos el centro de algún universo. En otros hemos querido querer como un fiel perrito que corre por el parque sabiendo que su dueño le espera a un lado.

Allí esta la Venus tan provocándome con su mirada y sus curvas. Insinuando, deja caer la túnica. Estoy atento a cada uno de sus gestos, de forma que se sienta escuchada. Sobrevivo en esos momentos iniciales en que imagino, fantaseo y siento un deseo compulsivo de fundirme con ella. Sospecho que es un proceso universal que resulta muy popular. Al ser una estrategia interesada de la naturaleza, funciona sola: no hay que hacer nada, solo dejarse llevar por las promesas del amor eterno.
Existen varias teorías de porque La Venus no tiene brazos, la que más me gusta, dice que el escultor creía que la Venus era capaz de enamorar a cualquier hombre con solo señalarlo con el dedo índice. Y por eso se los rompió. Algún día de estos, encontraré sus brazos, se los pondré, me señalará y la sensatez volverá a reinar. Será cuando me diga: Tengo miedo, no quiero estar sola, quiero que me quieras.

Es muy temprano para que ya este espabilado. Últimamente duermo jodidamente mal. Amanezco con temblores repentinos. He utilizado Trazodona y Rivotril, recomendados por mi psicoanalista, pero no hacen ningún efecto. También empleo técnicas propias con las que he disfrutado; pero despierto. Al final la puñetera psicoanalista va a tener razón y mis noches en vela son proyecciones en mi psique de un pasado excesivamente hedónico.
Caballos blancos bailando. Siempre me sentí atraído por la equitación al son de polcas vienesas. Son esos pensamientos que se cuelan en nuestra cabeza y nos terminan haciendo sentir mal, como si estuviéramos repitiendo una y otra vez una canción infame que se nos haya pegado de una mala radio que amenaza con reggaeton.

Aún siendo las siete de la mañana, me como un par de bombones rellenos de ron, y me dispongo a eliminar, al menos momentáneamente, mis fantasmas espirituales. Paso la aspiradora por todos los rincones de la casa, sin dejar de mirarla de reojo, admirando su blancura, surgen las palpitaciones aceleradas. No sin antes fregar a fondo la bañera, me acicalo escrupulosamente y repeinado decido ir al museo contemporáneo. Visualizar todas aquellas mierdas de arte postmoderno me hacía sentir en calma. Siempre he pensado que el arte postmoderno fue creado por un esquizofrénico sin medicar y en una noche de insomnio.

Estoy delante de un gran cubo negro. En su interior yace un hombre de mediana edad, vestido de militar. Mis pensamientos trazan historias fantásticas, cuando son interrumpidos bruscamente:

- Es una obra inquietante, hace reflexionar y dudar a la vez - la cuarentona me miró y señalando la obra continuó: es una gran obra del arte underground, una magnífica alegoría sobre la vida sobria y recta del individuo medio cosmopolita. Está trasladando al espectador el abandono del nido. El pintor consideraba casi un delito provocar la llegada al mundo de nuevos seres porque decía que al dar la vida das la muerte. Un devenir sin fluir, solo con ida, sin vuelta; haciendo lo correcto, como militares, como si estuviéramos metidos en un cubo negro, sin poder ver el exterior.

- Cierto señorita –dije, sin dejar de mirarle el culo- el hombre yace en medio de la nada; como tú, y como yo, muertos en vida.
¿Un café?