Rohm2222

Cuando la ambición no descansa pone una mentira en cada guerra. Dilapidando hombres, espera que sucios sudarios firmen la paz con las venas vacías.

....... ............................................Que nada nos quite nuestra forma de disfrutar la vida

7.12.06

El indio que soñaba...

El indio ContemplaMontañasLejanas soñaba con los ojos abiertos. Soñaba con su vida pasada y su futuro. Cualquier otro indio hubiese soñado con un río, bosques y animales simbólicos, pero él no.
En su sueño caminaba desnudo y satisfecho con su verdad de ojos abiertos por un largísimo y laberíntico pasillo de un moderno piso. Iba desde un salón luminoso a un oscuro dormitorio. El pasillo tenía muchas curvas que terminaban dando la sensación de que volvería al sitio de donde salió. Un pasillo lleno de puertas, hacia atrás, una por cada día que había vivido, adelante, un recodo, después del cual, intuía que habría más puertas futuras.
A su lado, a ambos costados, en todo momento y por mucho que avanzara siempre había dos pasillos sin puertas. Esos pasillos a veces se ensanchaban otras se estrechaban pero siempre estaban despejados. Al final de cada uno de esos límpidos pasillos estaban sus dos hijos. A través de esos pasillos, a veces con dificultad y otras con holgura podía llegar hasta sus hijos, pero siempre sin puertas ni abiertas ni cerradas. Todo lo demás eran puertas y frente a ellas el indio ContemplaMontañasLejanas hacia tiempo que había adoptado un sencillo principio de comportamiento, ser bueno. No pretendía ser santo, pero sí; no hacer daño, ni a si mismo ni a los demás.
Una de las formas era no abrir puertas pasadas, lo que no significa olvidar. Tenia la memoria latente delante de cada puerta, pero no estaba dispuesto a abrirla dos por tres para revivir los momentos dolorosos ni refrescar pesadillas. Ser bueno consigo mismo, no dañarse. Si la remembranza de lo que estaba detrás de la puerta era agradable, se permitía abrirla para observar los detalles y así acrecentar la vivencia de sus recuerdos, pero nunca transponer el umbral. Detrás de las puertas almacenaba amores, batallas, sueños incumplidos, pérdidas, alegrías, olvidos; momentos de mil colores. Como a cualquiera, todo lo que una intensa vida puede deparar.
Los sueños son tan complicados como queramos que sean nuestras vidas, pensó el indio y dejó de mirar lejos para poder ver día a día la nueva puerta que tenia delante. Y entonces abrirla con precaución, teniendo en cuenta en la medida de lo posible el recuerdo de las anteriores.
Fue entonces cuando el indio ContemplaMontañasLejanas que soñaba con los ojos abiertos, satisfecho, miró la amplia y basta llanura que lo rodeaba antes de llegar a sus montañas lejanas y se dijo a sí mismo: -¡Hoy no me apetece sufrir.